Wednesday, June 02, 2010


LA RESPUESTA PARA LOS PEQUEÑOS
Desarrollar y fomentar asociatividad de negocios es una tarea compleja, difícil y exigente que requiere de tecnología, capacidades, confianza y liderazgo.

Una de las apuestas con resultados más esquivos y modestos de los últimos 20 años en relación con el desarrollo de la pequeña agricultura ha sido la de la asociatividad. Este es el típico caso de una apuesta correcta con dificultades de implementación, donde aún contándose con una decisión clara, expresada en importantes recursos del Presupuesto, no tuvo la contraparte de recursos humanos, públicos y privados, en la cantidad y calidad que la tarea significaba. A veces se fue muy rápido, como con las organizaciones de negocios de la segunda mitad de los noventa, y otras muy lento, como en el caso de los centros de gestión durante la última década. En otras oportunidades faltó perseverancia, como en las organizaciones por rubro.
A pesar de este contexto, existen casos notables de asociatividad exitosa aunque pocos en relación con las dimensiones de la pequeña agricultura y de las exigencias de competitividad actuales. Estos casos exitosos han combinado, en general, consistentes liderazgos de los dirigentes campesinos, profesionalización de la gestión y una adecuada evaluación del posicionamiento estratégico del negocio y de la asociatividad en relación con la cadena de valor de la actividad.
Pero seamos claros, la asociatividad en la pequeña agricultura es necesaria para el desarrollo de ésta. Si no, miremos solamente los esfuerzos que realiza la mediana y gran empresa agropecuaria para tener organizaciones fuertes y modernas, esfuerzos que no siempre se ven gratificados por el éxito y cuando lo son es perfectamente constatable el valor adicionado por la organización. Si no, miremos, además, los niveles de asociatividad existentes en todos los países con desarrollo agrícolas importantes.
En este ámbito la política agrícola debe perseverar, renovar el compromiso con el fortalecimiento organizacional y ajustar la estrategia de desarrollo y fomento asociativo. A partir de los éxitos y fracasos, así como de la experiencia internacional es necesario replantearse la manera en que el desarrollo y el fomento asociativo se ha venido abordando.
Algunos de los criterios para tal replanteamiento son a) la asociatividad debe basarse en la decisión voluntaria de los pequeños productores, b) el liderazgo dirigencial y la gestión profesional son imprescindibles, c) el aporte de valor de la asociatividad dependerá de cada cadena alimentaria y de los objetivos de negocios de los productores, d) deben explorarse formas en que una asociación esté constituida por distintos tipos de productores y e) aceptar que la asociatividad no siempre es la mejor solución.
El desafío asociativo debiera entenderse y asumirse como tarea principal y esencialmente de los propios productores, la cual es apoyada por el Estado salvaguardando el principio de la autonomía. Son los productores los que deciden el negocio a realizar y el tipo de asociatividad que se dan. Pero también es necesario incorporar a otros actores a este desafío, como son las universidades y los centros de estudios. Para tareas grandes, grandes alianzas. Hay que invertir más y mejor para poder contar con más y mejor asociatividad en la pequeña agricultura.
Desarrollar y fomentar la asociatividad de negocios es una tarea compleja y exigente que requiere de tecnología, capacidades, confianza y liderazgo. Aprendiendo de nuestros errores y aciertos, con pragmatismo, podremos aprovechar el potencial de desarrollo que puede tener la asociatividad para el desarrollo de la pequeña agricultura. Bien implementada, la opción asociativa puede ser un interesante instrumento para consolidar el aporte de este segmento a la apuesta de transformar a Chile en potencia alimentaria.

Revista del Campo: Mayo 31, 2010.

No comments: