Friday, February 05, 2010


El nuevo apellido de la agricultura: sustentable
Ya no basta con ser tradicional, orgánico o amigable con el medio ambiente, sino que ahora se busca el fomento de biosistemas capaces de protegerse a sí mismos. Es decir, la producción debe ser ambientalmente sana, socialmente justa y económicamente viable.

No es un secreto. Todo proceso productivo deteriora el medio ambiente, lo interviene y causa contaminación. La agricultura también. Entre 15 y 20% de las emisiones de gases causantes del efecto invernadero las genera el agro según datos del Ministerio de Agricultura. Súmele el problema con el agua: escasez y contaminación. El cambio climático, el cuidado por el medio ambiente y la necesidad de ser socialmente responsable no son sólo temas de conversación, son la base de la decisión de compra de los consumidores de países desarrollados. Todo lleva a que la agricultura del futuro adquiera un nuevo apellido: sustentable.
"Ser sustentable es la preocupación del futuro y el presente. La fruticultura chilena es sustentable porque cumple con todas las formas técnicas validas para producir con un mínimo de impacto al medio ambiente. Y eso es reconocido en todo el mundo. Es imposible que la producción no altere el medio ambiente, de lo que se trata es de minimizar ese impacto", explica Edmundo Araya, director general de la Fundación para el Desarrollo Frutícola.
Entonces, la tendencia que emerge es producir con un sistema que utilice el mínimo de insumos químicos u orgánicos, sea amigable con el medio ambiente y con quienes la consumen, proteja a quienes la producen y resulte rentable para todos. Debe complementarse con políticas agrarias que busquen la seguridad alimentaria, la conservación de los recursos naturales y la eliminación de la pobreza rural. Todo involucrando las tradiciones propias del país.
"La agroecología es una ciencia que utiliza el conocimiento tradicional, ancestral de los cultivos locales y la combina con la ciencia agrícola moderna de manera de potenciar al ecosistema para que él mismo se defienda. Por ejemplo, se utilizan sistemas diversos, no monocultivos para no desgastar el suelo. Los sistemas se diseñan de manera de que no dependan de insumos externos, sino que sean ellos quienes subsidien su propio funcionamiento. En viñedos hemos logrado bajar la dosis de los insumos de 20 a 2 aplicaciones", explica Miguel Altieri, profesor de agroecología de la U. de California, en Berkeley, quien en California asesora a viñas como Foster´s, Ridge Wine, Quintessa, Captain Family, e Icons State, donde no utilizan fertilizantes ni herbicidas ni químicos ni orgánicos.
Lo que se hace es diseñar un sistema ecológicamente sustentable: por ejemplo, se ponen flores debajo de los viñedos que atraigan insectos benéficos y se activa biológicamente el suelo agregando materia orgánica para que las poblaciones microbianas se multipliquen, encargándose de nutrir las plantas a través del proceso de descomposición o de protegerlas, al ser enemigos naturales de los hongos.
"La agroecología propone avanzar en la conversión orgánica más allá de la sustitución de insumos, de manera de que la biodiversidad de los sistemas agroecológicos sea la que se encargue de subsidiar la fertilidad del suelo, el control biológico y la producción", señala Altieri.
Para que la agricultura sea considerada sustentable el trabajador cumple un rol fundamental.
"Los trabajadores agrícolas tienen que tener un papel más activo en el proceso de producción porque el manejo agroecológico es más intensivo en información. Las personas tienen que estar entrenadas para conocer los insectos benéficos, los abonos verdes, cómo hacer el compost y las aplicaciones de los productos biológicos", explica Miguel Altieri.
Y un trabajador capacitado tiene un valor que debe reflejarse en su sueldo. Quienes hacen agricultura sustentable tienen mayores ganancias no sólo por el mayor precio que tienen sus productos, sino porque al usar menos insumos tienen menor costo de producción y esas ganancias deben socializarse.
En Chile la tendencia, aunque incipiente, ya se instala.
En Casablanca, en el valle Lo Orozco, hay 50 há de manzanas orgánicas. El proyecto del doctor Emilio Fernández Ossadey, gineco obstetra especialista en infertilidad y medicina reproductiva de la Clínica Las Condes, es convertir ese campo en sustentable. En los últimos cuatro años ya bajó en más de 30% su aplicación de insumos.
Todo empezó por una pasión y el sueño de tres amigos, Víctor Möller, presidente de Hortifrut, Eduardo Pizzagalli agrónomo de la Universidad Católica y Emilio Fernández. Por sus conocimientos médicos, Fernández tenía claro que la salud pasa por la alimentación y al no tener agroquímicos, los alimentos orgánicos son más saludables. En el camino, se dio cuenta que en no bastaba con ser orgánico.
El método más utilizado para realizar agricultura orgánica es reemplazar fertilizantes y herbicidas químicos por otros fabricados a partir de productos naturales. Sin embargo, esto es caro y también tiene un impacto en el medio ambiente.
"La agricultura orgánica por sustitución de insumos puede llegar a producir resistencia a ciertas plagas y enfermedades y deteriorar la sanidad del suelo", explica Emilio Fernández.
Y se generan problemas de producción para los que no hay una solución viable.
"A pesar de que hay zonas que cumplen con los requisitos, en Chile la agricultura orgánica es como un globo que uno aplasta por un lado pero se infla por otro. Un tipo de agricultura de alto riesgo que puede explotar en cualquier momento. Un ejemplo son las viñas, la mayoría ha intentado ser orgánica, pero las cifras de exportación de vino orgánico son muy bajas", explica Víctor Moller, quien ha establecido una pequeña superficie de esta forma de producción en Hortifrut.
Viñedos Emiliana es una de las escasas empresas que en Chile está trabajando en convertirse sus producciones orgánicas y biodinámicas a sustentables. El principal cambio lo han tenido los trabajadores. El proceso productivo de la Viña se organizó de manera de darles la tarde del viernes libre para capacitación. Ellos agregan la mañana del sábado con el mismo objetivo. "Y la asistencia llega al 85%", explica José Guilisasti, gerente agrícola de Viña Emiliana.
Además pueden aportar con lo propio, como la gallina de los huevos azules.
"Las gallina tienen una triple función, se rescata el valor tradicional de una raza típica chilena, dan un ingreso extra a los trabajadores con los huevos azules y colaboran en el control de plagas de las viña", explica Miguel Elizalde, agrónomo de la viña Santa Emiliana.
Lograr ese equilibrio en los ecosistemas no es fácil. Sólo el 5% de los berries orgánicos de Hortifrut es sustentable.
"En el caso de Chile, y del mundo, todavía estamos muy lejos de poder llegar a hacer agricultura sustentable y perdurable en el tiempo. Puede que resulte con ciertas variedades en algunas regiones, con agricultores que tienen una filosofía de vida que va de acuerdo a esos principios, pero eso es arte y no todos pueden pintar ni hacer poesía. No todos pueden hacer agricultura orgánica, menos agricultura sustentable", señala Víctor Möller.
Suma de tecnología y tradición
Uno de los puntos vitales para que la agricultura sea sustentable, es que integre la tradición agrícola del país. El saber popular que muchas veces se pierde al cambiar las variedades tradicionales de un país por otras que resulten más rentable. Es lo que está pasando en Chile con la agricultura indígena y lo que casi le cuesta la vida a la gallina Araucana, que se hizo popular por poner huevos azules.
"En el caso de Chile por ejemplo, no se ha respetado la agricultura Mapuche ni Huilliche y eso ha significado la pérdida de variedades propias. En Chiloé se tiene registros de más de 120 variedades de papas, pero muchas se perdieron con la llegada de la revolución verde y la introducción de variedades más rentables. La agricultura debe ajustarse a los patrones culturales locales para ser sustentable desde el punto de vista cultural, lo que además resulta rentable porque los mercados saben valorar esa la identidad", explica Miguel Altieri.

El rigor del método científico
La salud de las personas depende de cómo está funcionando su ecosistema. Si su sistema está equilibrado se trata de una persona sana. Lo mismo le pasa a la planta. Si su medio ambiente está equilibrado expresa todo su potencial y se defiende mejor de una plaga.
"Para llevar a cabo este tipo de cultivos aplico el método científico. Cuando una persona llega con un problema de salud, uno se plantea muchos por qué y debe responder cada uno de ellos para hacer el diagnóstico y llegar a una solución. Lo mismo se aplica a la planta. Cuando examino a un paciente estoy buscando indicadores para saber si esa persona está sana o esta enferma y en la agricultura es lo mismo", explica Emilio Fernández.
Hacer agricultura sustentable implica cambiar el switch.Tomarse 6 años para dejar que el campo se exprese, paro además hacer agricultura sin recetas.
"Los agrónomos tienen una educación en la agricultura tradicional. Esto es otra cosa, las decisiones se toman viendo los indicadores y con un no a los programas a fecha fija. En la agricultura convencional se dice vamos aponer los pesticidas en tal fecha. Eso aquí no sirve. Hay que tomar las decisiones en base a las observaciones", explica.Fernández.

Cómo crece globalmente
Actualmente existen más de 100 millones de há bajo manejo sustentable, aunque no están certificadas. 25 a 30 millones están en Latinoamérica, donde se han convertido en una estrategia de desarrollo para los pequeños campesinos.
"Desde el punto de vista productivo, en este tipo de cultivos en Brasil se ha aumentado la producción en más de 100%. Esto abre puertas para que los pequeños puedan comercializar. El costo de la certificación orgánica hace que muchos de estos productos no sean certificados, pero se han creado otras maneras de hacerlo. En el sur de Brasil algunas alcaldías organizan ferias en las que los productos agroecológicos se certifican solidariamente entre los agricultores y los consumidores", señala Miguel Altieri.
Las leyes de la agricultura sustentable
Ser ambientalmente sano, basándose en los sistemas biológicos de producción.
Ser socialmente justo, tanto con los productores, a quienes se les debe garantizar el acceso a la tierra y el pago de un precio justo, como con los consumidores quienes deben tener accesibilidad a los alimentos.
Ser económicamente viable, lo que implica el respeto por las tradiciones y los modelos culturales que se utilizan en el agro.

Revista del Campo Feb 1, 2010.

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