Sunday, August 09, 2009


Los desafíos de Chile en los Alimentos Funcionales: ¿Una oportunidad para la Region de Tarapacá?
Un estudio del Ministerio de Agricultura determinó que hace falta una mayor inversión tecnológica, más marketing y la creación de un consorcio.

La tendencia al consumo de alimentos funcionales es un boom. Según el reporte de Alimentos Funcionales de la FAO, EE.UU. es el mercado más grande con US$ 18 mil millones, lo siguen Europa y Japón con US$ 15 y 11 mil millones, respectivamente. India crece a pasos agigantados y ya está en la posición número 10 de consumo y se espera que en 5 años lo dupliquen.
Este escenario es una oportunidad para los países emergentes, ya que pueden proveer ingredientes o productos finales a estos mercados. Brasil, Perú y Kenia, ya comenzaron a enviar materias primas. También lo es para Chile, que tiene ventajas naturales para producirlos y que podría transformarlos en una alternativa para diversificar su canasta exportadora.
Pero, si bien en el país se producen alimentos funcionales, que incluyen pre y probióticos, antioxidantes, omega-3 y fitoestanoles, entre otros, la industria está aún en pañales y requiere dar un salto para aprovechar la oportunidad.
Por ello, el Ministerio de Agricultura a través de la Fundación para la Innovación Agraria realizó el estudio "Construcción de una Plataforma Tecnológica en Temas Emergentes de la Industria de Alimentos", que será lanzado en octubre. Su objetivo es descubrir las necesidades para avanzar en el desarrollo del proyecto de instalar un centro de excelencia en Chile para la industria de alimentos, que se realiza con la Universidad de Wageningen, de Holanda, a través del acuerdo firmado por la ministra de Agricultura, Marigen Hornkohl, en su visita a ese país con la Presidenta Bachelet.

¿QUÉ HACER?
Marketing e investigación son la receta para lograr que Chile pueda jugar en las grandes ligas de los funcionales.
Uno de los desafíos es invertir en encontrar y generar nuevas fuentes de recursos naturales para usar como aditivos, colorantes, conservantes y antioxidantes.
"Tenemos un proyecto de jugos de hortalizas que tiene como objetivo identificar las materias primas con mayor contenido nutricional. Estamos investigando en qué regiones del país productos como la coliflor, la zanahoria, el berro o el brocolí obtienen más calidad nutraceútica. Éste es el primer estudio que se hace en Chile al respecto", señala Gabriel Saavedra, investigador del INIA.
A ello se agrega buscar formas de incorporar estos elementos a los materiales que colaboren con la preservación e inocuidad de los alimentos, como los envases "activos" que se oponen al deterioro de los alimentos.
Esto ha despertado gran interés en el ámbito científico nacional que está realizando investigaciones para desarrollarlos.
Otra área en la que el estudio recomienda invertir es en tecnologías que permitan una mayor seguridad alimentaria, una de las principales exigencias tanto de los mercados nacionales como internacionales.
"Hay una tendencia a nivel mundial que exige que los productos funcionales no sólo digan que son buenos para la salud, sino que además estén avalados y certificados por laboratorios. Esto porque un alimento puede ser muy rico en antioxidantes, pero quizás el consumidor no los absorba como corresponde", explica Mariane Lutz, directora del Centro de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Valparaíso.
En este tema el estudio recomienda incorporar tecnologías de separación de alimentos, de control de agua, de conservación, de envasado y de nanotecnologías.
"En Chile aún no existen nuevas tecnologías al respecto. El Inia, junto a la Universidad de Talca y la del Maule presentaron un proyecto a Conicyt para realizar estudios en alimentos procesados y que tiene como objetivo desarrollar nuevos envases y métodos de conservación, entre otras cosas", añade Saavedra.
Finalmente, el estudio propone crear un consorcio para los alimentos funcionales que articule a sus integrantes para desarrollar un paquete tecnológico que impacte a la industria. Proponen que éste no debe ser un modelo de cooperación específico asociado sólo a alimentos funcionales, sino que el negocio debe ampliarse también a todos los alimentos saludables.
"Creo que es importante hacer un consorcio que unifique el desarrollo de los alimentos funcionales, ya que muchos dicen que sus productos son funcionales, pero no lo son. El mejor ejemplo es Japón donde todos los productos se certifican a través de un mecanismo del gobierno llamado Foods for Specified Health Uses. En Chile estamos aún muy lejos, necesitamos más estudios clínicos y epidemiológicos que respalden a al industria", explica Alfonso Valenzuela, investigador del INTA.
El Minagri tienen un grupo de trabajo con su homónimo de Holanda y entidades privadas nacionales. "El objetivo es tener en el breve plazo un proyecto evaluado técnica y económicamente que permita negociar los recursos para la instalación en 2010 de un centro que tendrá como foco estratégico alimentos para la salud y el bienestar, con un espacio de importancia creciente en funcionales, nutraceúticos, gourmets, lo que estará supeditado al desarrollo de mercado para ellos y el desarrollo industrial del sector", explica Michel Leporati, asesor del Ministerio.
Chile tiene ventajas para producirlos, pero la industria está aún en pañales.
18 mil millones es el mercado de alimentos funcionales en Estados Unidos, según la FAO.

(Noticia Revista del Campo: Natalie Traverso)

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