Monday, July 20, 2009


TRANSGENICOS Y NORMATIVAS: SU ESTADO EN CHILE

Expertos en biotecnología de las universidades de California y Georgia señalan que los reglamentos sobre transgénicos son antiguos y están hechos para una tecnología que era desconocida. Además, plantean que los temores que había sobre ellos no se han materializado.

En biotecnología, Chile es de los países más atrasados del mundo y el único donde se vive la paradoja de que mientras los OGM se pueden importar y utilizar para alimentación animal y humana, no pueden ser producidos por los agricultores. Todo porque no existe una legislación que norme su uso.

Que si son seguros para el medio ambiente, que aún se desconoce su efecto en la salud humana y animal, son argumentos que han llevado a que el país sea uno de los pocos en el mundo que no cuenta con una normativa, aunque desde hace más de dos años hay un proyecto en el Congreso.

Martina Newell-McGloughlin, especialista en biotecnología y sus implicaciones sociales, directora de un programa de investigación y educación sobre el tema de la Universidad de California, y Wayne Parrot, también especialista en el tema, y director del Departamento de Ciencias, Cultivos y Suelos de la Universidad de Georgia, explican por qué la transgenia es la única herramienta biotecnológica que se regula, las razones de que aún exista temor sobre su uso y qué debe contemplar una normativa. Ellos recientemente visitaron el país.

-Entre las ONG se señala que las empresas biotecnológicas presionan a los gobiernos para que las regulaciones no sean tan estrictas.

Wayne: En realidad, de todas las herramientas biotecnológicas, la transgenia es la única regulada. En Estados Unidos existe desde 1986, diez años antes de la comercialización del primer cultivo transgénico, un marco regulatorio que tiene como criterio que los alimentos transgénicos necesitan tener el mismo nivel de inocuidad alimentaria que el de los productos convencionales. Y, desde el punto de vista ambiental, su objetivo es que la siembra de un OGM no cause problemas distintos a los de los cultivos convencionales.

Encargadas de la vigilancia hay tres agencias. La FDA ve la inocuidad alimentaria para humanos y animales, el Departamento de Agricultura (USDA) evita problemas en la agricultura, y la EPA controla los temas ambientales.

-¿Significa eso que la transgenia es peligrosa?

Wayne: Ya van más de 13 años de su comercialización -sin considerar los años que se llevan trabajando en laboratorios-, se utiliza en más de 25 países y se siembran cerca de 125 millones de hectáreas al año. Es decir, hay mucha experiencia y hasta ahora los temores por sus riesgos no se han materializado.

-Después de veinte años, ¿qué opinión tiene de esa regulación?

Martina: Al principio se hizo porque era una tecnología desconocida y distinta de las usadas hasta ese momento. La mayoría de las que se utilizaban existían ya desde hace un tiempo antes de que hubiera un real foco en la noción de necesidad de regular sobre el cultivo. La biotecnología y la mutación genética se utilizaban desde hacía tiempo. Por ejemplo, el trigo que se usa hoy para hacer pastas es una mutación genética hecha después de la Segunda Guerra Mundial, en Italia. O los porotos verdes que ustedes ponen en sus chacareros son el resultado de una mutación genética realizada en laboratorios hace más de 50 años.

Para ello se usaban técnicas como la mutagénesis, que introduce cambios genéticos a través de radiación. Es muy al azar e imprecisa.

Pero hoy, que ya sabemos que la transgenia es una tecnología bastante inocua, sigue rigiéndose por normas antiguas.

-¿Es suficiente el nivel de legislación global actual?

Wayne: Hay que considerar que en general la ciencia avanza a un paso mucho más acelerado que las normas regulatorias; entonces, las normas de hoy fueron establecidas hace 30 años cuando todavía no se conocían muchas cosas respecto de la herramienta. Entonces, actualmente nos encontramos con normas demasiado estrictas para el nivel de riesgo que presenta la tecnología.

Lo que ocurre es que si se tiene un marco regulatorio muy prohibitivo en primer lugar suben los costos, y cultivos que se producen a escala más pequeña, que no tienen suficiente mercado para pagar el costo de la regulación, sencillamente se quedan afuera.

-En Chile diversos sectores plantean la necesidad de legislar sobre transgénicos.
Wayne: Chile tiene una política de investigación muy avanzada, muy moderna y muy visionaria, y los científicos chilenos son de la misma categoría que los mejores del mundo. Es decir, se están desarrollando un gran número de productos al mismo nivel que en los laboratorios avanzados del mundo. Pero lo que hace falta es sacarlos de laboratorio y hacer algo productivo con ellos.

Martina: Visitamos el Inia y los científicos allí han desarrollado plantas resistentes a algunas enfermedades que actualmente no requieren ningún agroquímico. Ellos nos decían que estaban muy frustrados de que esas plantas perfectas nunca van a poder llegar al mercado porque no existe una regulación clara al respecto.

-¿Qué debe contemplar una legislación que los regule?

Inocuidad alimentaria y también ambiental. Eso sí, reconociendo que de por sí estas tecnologías no tienen la habilidad de causar muchos problemas.

-Si no causan problemas, ¿por qué sigue existiendo resistencia y temor a ellos?

Wayne: Las razones son varias. En parte, está el marco regulatorio que todavía trata a los transgénicos como que van a causar problemas; segundo, la política precautoria en la Unión Europea, que hace que toda política que tenga que ver con el ambiente tiene que ser precautoria en lugar de riesgo-beneficio. Entonces, creo que hay fuerzas de mercado que transforman esto en una barrera paraarancelaria. También hay muchas ONG cuyo financiamiento depende de actividades como la lucha contra estos tipos de tecnologías distintas, para recaudar fondos.

Vale la pena considerar que todas las tecnologías nuevas encuentran resistencia. Hasta la fecha hay gente que piensa que los teléfonos celulares causan cáncer del cerebro; hay quienes piensan que los microondas dañan la comida; hay personas que no se quieren vacunar. Es decir, tarde o temprano se puede demostrar que una tecnología es inocua, pero siempre queda un número de personas que duda.

Opiniones en contra

-Recientemente, se escribió un libro que acusa a Monsanto de que a través de los OGM ha causado una serie de desequilibrios económicos y ambientales en el mundo.

Wayne y Martina: Eso es prensa amarillista.

-Pero dentro de sus denuncias decía que las empresas americanas mienten y no hacen las pruebas y que incluso compraban a funcionarios de gobierno.

Wayne: Hay que considerar que hoy el mercado es global y tal vez se pudiera engañar al sistema de EE.UU., pero en un sistema global también tendrían que engañar al canadiense, al europeo, al japonés, al coreano. Y que vayan a engañar a todos los sistemas independientes del mundo no es factible.

-Se le acusa que es una tecnología presente sólo en los países desarrollados.

Martina: Hoy en día 13 millones de agricultores del mundo utilizan cultivos transgénicos. El 90% de ellos, es decir 12 millones, son pequeños agricultores de los países menos desarrollados. India es un ejemplo. Uno de sus principales productos es el algodón OGM resistente al gusano rosado algodonero. Al principio funcionó bien en las zonas con características similares a las de EE.UU., pero no en otras. Entonces, científicos de India hicieron desarrollos propios a partir de ella y hoy hay 69 variedades adaptadas a las características productivas locales.

Entrevista Revista del Campo (20/07/09)

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