Monday, July 27, 2009


El segundo paso tecnológico que necesita el agro

Aunque a nivel mundial las TIC son esenciales para aumentar la competitividad, ya que permiten mejorar la calidad del producto y reducir los costos de producción, en Chile poco se están aplicando.

Ocurrió hace diez años. Los productores de papas de Florida, Estados Unidos comprobaron que contar con información apropiada y saber manejarla con criterio puede significar el triunfo o el fracaso. Como en ese estado norteamericano es posible pronosticar el clima con mayor precisión, la Universidad de Florida echó a andar un programa de extensión para los agricultores. Frente a la aparición del fenómeno del Niño los investigadores pudieron anticipar que se venía un gran período de precipitaciones y alertar a los productores de papas. Con eso, ellos alcanzaron a tomar las decisiones estratégicas, como trabajar el área de cultivo para drenar agua rápidamente y preparar el control de enfermedades asociadas a hongos. Los resultados no dejaron dudas: los agricultores que usaron la información tuvieron un rendimiento más alto de lo común y todos los que no la siguieron perdieron el 100% de sus cosechas.
Claramente, una década atrás, el uso de tecnologías de la información (TIC) en el agro era una actividad incipiente, casi revolucionaria. Pero mucha agua o bytes han corrido desde entonces.
En primer lugar la tecnología se ha hecho omnipresente y se cuela a través de teléfonos celulares, netbooks y cosechadoras conectadas a satélites.
En segundo término, el uso de TIC se ubicó en el centro de la competitividad de los agricultores en el mundo. Hoy la información es un insumo tanto o más importante que la maquinaria para cosechar o los fertilizantes, pues permite sacarle provecho a los factores productivos que se tienen y vender mejor, gracias a una mejor sintonía fina frente a la demanda mundial.
Eso sí, las TIC son altamente demandantes de atención por parte de los agricultores. A diferencia de otras tecnologías, como los agroquímicos o los sistemas de conducción de plantas, la obsolescencia avanza a pasos agigantados. Un computador que hace cuatro años era top, hoy luce tan demodé como un telégrafo.
"Exportar productos agrícolas es aprovechar ventanas de mercado. En el caso de Chile, por ejemplo, es exportar frutas de invierno para el consumo en el hemisferio norte, pero para hacerlo se debe controlar la producción, de forma de entregar un producto maduro y de alta calidad dentro de la ventana, cuando el precio en el mercado internacional es el más alto", explica Fedro Zazueta, profesor y director de la Academia de Tecnología de la Universidad de Florida.
Es decir, sumar las tecnologías de la información y comunicación, comúnmente llamadas TIC -el computador, los softwares, el celular, las palm e internet- a todas las demás herramientas para aumentar la calidad del producto, reducir los costos y conocer la información de mercado oportuna que permita adelantarse a las demandas del consumidor. En suma, la base para optimizar y devolverle la competitividad al sector mediante alertas sobre fenómenos climáticos que puede recibir en su mail, en su celular, por messenger, por ejemplo anunciando heladas; nuevas fórmulas para gestionar y administrar los recursos como el agua, los trabajadores, la energía, o también avisos de cuándo, qué y cuánto aplicar en fertilizantes, plaguicidas o alimentos para el ganado.

La brecha chilena
Hasta el momento, el modelo exportador chileno se ha centrado en una economía estable, apertura comercial a través de los tratados de libre comercio y la diferenciación de estacionalidad con el hemisferio norte. No se puede decir que no haya dado resultados. El sector genera por efectos de encadenamientos productivos alrededor de US$ 17.686 millones de exportaciones anuales, lo que equivale a 18 puntos del PIB. Sin embargo, la industria agroalimentaria de exportación y la que sustituye la importación está perdiendo competitividad, lo que obliga a dar un segundo paso.
La baja en el precio del dólar ha provocado una caída en los márgenes, debido a que los ingresos del sector dependen principalmente del tipo de cambio. A mediados de 2008, por ejemplo, cuando el dólar oscilaba entre 470 y 520 pesos, los productores de vino y uva sostenían que bajo los 500 pesos por dólar las ganancias eran nulas. Más cuando el alza en el precio de insumos, de fertilizantes por ejemplo, superaba el 100%.
"Una reducción en el dólar se traduce casi en forma directa en una baja de la misma magnitud en los márgenes medidos en pesos", explican Óscar Melo y Alejandro Mac Cawley, profesores de Economía Agraria de la Universidad Católica en el libro 'Chile 2.0 El desarrollo de tres sectores clave del país y el aporte de las TIC para lograrlo, editado por la Fundación Chile.
Con la crisis, la cosa se complica aún más. A la baja del precio del dólar se suma la incertidumbre que genera el no tener claridad sobre cuál va a ser el precio de éste, lo cual detiene la inversión en tecnología e investigación para el sector. Así se estanca la agricultura.
"Las fluctuaciones en el precio del dólar hacen que la gente paralice inversiones que pueden ayudar a mejorar la competitividad, como la incorporación de tecnologías y softwares. Si hay incertidumbre se van postergando las inversiones, lo que a la larga recae en menor competitividad", explica Óscar Melo.
Y a la incertidumbre del dólar hay que sumarle la brecha productiva.
"En el extranjero la gestión agrícola es bastante más compleja porque los costos son más altos. Ellos tienen que ser más eficientes y lo son. En Austria, la producción promedio de manzanas es de 55 toneladas por hectárea, acá es 35. En arándanos producimos entre 7 mil a 8 mil toneladas cuando afuera se producen en promedio cerca de 18 mil", explica Stanley Best, director del Programa de Agricultura de Precisión de Inia.
Pero mejorar la competitividad, saltando la brecha con la incorporación de las TIC al agro, implica un salto mayor: el tecnológico.
Según datos de FIA, actualmente la conexión a internet en el mundo rural es de 11%, por lo que Subtel, la Subsecretaría de Telecomunicaciones ya tiene plazos para mejorarla. Para octubre de este año se espera que la conectividad alcance el 30%, aumente a 70% en marzo de 2010 y llegue a 100% en marzo de 2011.

Manejo deficiente
Pero eso es sólo el primer paso. No basta con tener internet o celular, hay que saber sacarle provecho.
"Los agricultores entienden que internet es necesario, pero lo ven como una ayuda para las tareas de los niños, no como una herramienta de gestión. Una alternativa al gasto en computador podría ser entregar información a través de mensajes de texto al celular, pero según una encuesta hecha en la VI y VII Región, si bien el 85% de los agricultores tiene celular, sólo el 56% sabe leer un mensaje de texto y el 26% puede enviar uno", señala Francine Brossard, jefa de la Unidad de Información y Difusión de FIA. Es decir, si bien las TIC son esenciales para mejorar rendimientos, prevenir ataques de plagas, sequía o lluvia en exceso en el agro poco se sabe de ellas.
"Según el estudio WIP Chile, hecho por la Cámara de Comercio de Santiago, sólo el 4% de las empresas del rubro agrícola, incluyendo la agroindustria, está utilizando la web como una herramienta de trabajo, muy por debajo del sector de servicios que la usa en 50% y del sector financiero que lo hace ciento por ciento", explica Hernán Orellana, secretario general de Acti, la Asociación Chilena de Empresas de Tecnología de Información.

Y las que las usan lo hacen de forma deficiente
"Un análisis del sector agrícola efectuado por alumnos de economía de la Universidad Católica el año 2008 muestra que la utilización de TIC a nivel del agro es muy operacional. Se utiliza la planilla Excel como un estándar de uso de TIC y la conectividad de internet se da solamente en las oficinas centrales de las empresas. Usualmente se utiliza para enviar y recibir mails, sólo como medio de comunicación", explica Hernán Orellana.
"El valor de no tener información adecuada es muy alto, pero no sólo es tenerla sino que se debe actuar sobre ella. Para eso junto con tener la infraestructura para generarla y proveerla también se requiere que los agricultores sean competentes; que puedan utilizar esa información de forma eficaz. Todo el sistema tiene que trabajar coordinado", explica Fedro Zazueta.
Es decir, las TIC lo que hacen es facilitar el proceso, pero sirven de poco sino se trabaja en elevar la capacidad de manejo, interpretación de éstas para que se logren los beneficios y se obtenga una mejora en los resultados.

Ejemplos por el mundo
A principios de julio el Ministerio de Agricultura lanzó un programa conectividad rural cofinanciado por la Fundación para la Innovación Agraria y el Fondo de Innovación para la Competitividad, que mejorará el acceso a internet por banda ancha.
Contempla, además, alfabetización digital para pequeños productores, junto con la puesta en marcha de una Plataforma de Servicios de Información -www.innovacionagraria.cl- hecha por FIA, con la idea de fortalecer la competitividad de la agricultura, a través del desarrollo de contenidos como bases de datos especializadas con información de mercado, legislativa, técnico-productiva y agrometeorológica, aportados por distintas entidades nacionales e internacionales.

En vivo y en directo
A través de una torre instalada en el mismo cultivo los japoneses están dando respuesta a una de las principales inquietudes del consumidor: la trazabilidad.
"Los consumidores no sólo quieren poder elegir, apuntan a saber la historia del producto, donde se originó. El sistema de datos desarrollado por los japoneses permite ver en tiempo real el origen del producto, el cultivo, con cámaras conectadas a la web", explica Fedro Zazueta, profesor y director de la oficina de la academia de tecnología de la Universidad de Florida.

Con poca agua
Durante los últimos 100 años la agricultura se ha basado en darle a la planta todo lo que pedía, con eso se lograría la máxima producción. El problema es que actualmente el agua escasea, lo que hace que adquiera valor y se convierta en un insumo costoso, concepto que Israel entendió ya en la década del 60'.
"El costo del agua plantea una pregunta decisiva; cuánto va a bajar la producción a medida que le voy cortando el agua; es decir, cuál es la combinación óptima de cantidad de agua que aplico al sistema y la producción que voy a tener para maximizar mi retorno. O sea, cuál es el rendimiento de cultivo cuando se le hace riego deficitario. Pregunta que Israel tiene bastante adelantada a través de sensores conectados a la planta que maximizan el rendimiento", explica Zazueta.
Así, el riego es tan eficiente que no se aplica en función de las necesidades del campo sino de la planta específica. El flujo de cada uno de los aspersores del pivote central es variable, la aplicación de agua va variando en cada aspersor, dependiendo de las necesidades específicas de la parte del terreno en la que está. Es un ejemplo dentro de las aplicaciones de agricultura de precisión, que no sería posible sin las TIC.

Simuladores
Ya existen diversos softwares que integran todas las variantes de un cultivo; por ejemplo, simula el crecimiento de la soya en cualquier parte del mundo. Además, se avanza en otros para arroz y trigo. También existen otros que proyectan cómo afectará el cambio climático a una zona o un cultivo específico, lo cual permite establecer políticas gubernamentales para resolver problemas potenciales o aprovechar oportunidades.
"Cuando se espera que las cosas ocurran para hacer algo, generalmente se termina en desastre, pero si se planea con conocimientos qué es lo que puede suceder, entonces se pueden establecer políticas adecuadas", explica Samuel Ortega, director del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (Citra).

Entrevista Revista del Campo, por: Loreto Gatica.

1 comment:

Anonymous said...

I think, that you are not right. Write to me in PM, we will communicate.