Saturday, April 17, 2010


Líder semillero:
"Nuevas protecciones son importantes para la industria de la fruta"
Marcel Bruins, secretario general de la International Seed Federation, afirma que Chile debe tomar medidas más firmes para la protección del derecho intelectual de nuevas variedades vegetales. Los agricultores están dispuestos a pagar por nuevas variedades, porque generan ganacias.

Marcel Bruins tenía un par de razones para venir a Chile. Como nuevo secretario general de la International Seed Federation, organización que reúne a las empresas semilleras del mundo, quería ver in situ el país del "milagro" semillero mundial, por el fuerte crecimiento de sus exportaciones. De hecho, Chile es el principal exportador de semillas del Hemisferio Sur, con envíos por US$ 382 millones el año pasado.
Hasta ahí la visita de Marcel Bruins, a fines de marzo, podría haber tenido un carácter casi turístico. Sin embargo, el ejecutivo tenía otro objetivo para viajar desde Ginebra. Uno que apunta a cambiar las reglas del juego de las relaciones entre agricultores y empresas semilleras a nivel local. Bruins vino a impulsar que Chile firme la última convención que regula la propiedad intelectual vegetal, más conocida como Upov 91.
Chile ya había firmado la versión de 1978 de esa convención. Sin embargo, la de 1991 sube un par de escalones la defensa de la propiedad intelectual de plantas y semillas. Entre otras medidas, se extiende la protección del derecho de los creadores de una variedad hasta el producto procesado. En palabras simples, eso significa que una empresa que crea una nueva variedad de frambuesa puede exigir una retribución del industrial que compró dicho berry para hacer mermelada, si el agricultor no pagó el derecho al creador de la variedad.
Sin embargo, sobre la ampliación de los derechos de los obtentores hay más de una versión. Mientras que las empresas semilleras afirman que así se fomenta la innovación, algunos agricultores reclaman que se incrementan sus costos. Incluso, ONG se han encargado de promover la idea de que las semilleras son compañías codiciosas dispuestas a extraer hasta el último peso de los productores.
Marcel Bruins argumenta, por el contrario, que los agricultores tienen mucho que ganar con que Chile se sume a la Upov 91.
-Un sistema fuerte de protección de variedades asegura que los obtentores y la industria de semillas puedan obtener un retorno por su inversión. Esto significa que serán capaces de hacer otra y otra vez mejores variedades. Los agricultores también se benefician, pues son capaces de comprar mejores variedades, las cuales son, por ejemplo, más fáciles de cosechar; más resistentes a enfermedades, por lo que necesitan menos agroquímicos; de mejor calidad, por lo que puede venderlas a mayor precio, con mayor volumen de producción, todo lo que contribuye a que obtengan mayores ganancias.
Por lo tanto, necesitamos un sistema fuerte que les dé a los obtentores la oportunidad de recuperar una parte de sus inversiones. Este principio es verdadero para todos los sectores en que la innovación es la espina dorsal del progreso, desde los farmacéuticos, hasta la televisión y los teléfonos celulares, afirma Marcel Bruins.
-¿De qué tipo de inversiones por parte de las empresas semilleras estamos hablando?
-Dependiendo del cultivo, toma 7 a 10 años crear una nueva variedad. Para los cultivos bianuales, como los repollos, puede tomar 15 años. Después del primer cruce, el obtentor tiene el trabajo de seleccionar entre miles de descendientes y luego de muchos períodos de selección él tiene que escoger una variedad excelente que encaje perfectamente con el objetivo que ha identificado; por ejemplo, un pimentón amarillo dulce con alto nivel de azúcar y larga vida de poscosecha que pueda crecer en invernadero en la parte sur de Chile y con una alta resistencia a las enfermedades. Así la inversión por variedad llega a cientos de millones de dólares.
-¿Qué responde a la acusación de que las empresas semilleras mantienen a los agricultores como prisioneros de sus productos?
-Todos los agricultores son hombres de negocios inteligentes. Saben exactamente qué les permite obtener ganancias y qué no. Los productores necesitan asegurar ingresos para ellos y sus familias todos los años. Si las nuevas variedades no les proveen los suficientes retornos, no las comprarán nuevamente. Hay miles de otras variedades del mismo cultivo disponible. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los agricultores están satisfechos con las nuevas variedades que la industria de semillas les entrega.
-¿Comparados con otros sectores económicos en el mundo los derechos intelectuales sobre plantas están más o menos protegidos?
-Cada rubro ha ganado sus propias especificaciones. Por ejemplo, los derechos editoriales a menudo expiran a los 75 años después de la muerte del autor. Las marcas comerciales se renuevan permanentemente. En cambio, las patentes industriales permiten menos exenciones que en los derechos de variedades de plantas. Una excepción importante es la que permite a otros obtentores usar la nueva variedad en sus propios cruces y obtener una nueva variedad de ellos.
-¿Qué tan avanzado está Chile en la protección intelectual de variedades de plantas?
-Chile firmó la convención de 1978. Como ISF firmemente apoyamos la versión actualizada, la de 1991. En ésta se introdujo un número de importantes definiciones, entre ellas "variedad" y "obtentor". Además, se desarrolló el concepto de "variedades esencialmente derivadas", en la que la explotación queda sujeta a la autorización del obtentor de la variedad original.
La mayor protección al producto final es importante, teniendo en consideración la gran industria de fruta que tiene Chile.
Hay que tener en cuenta que Chile es un ejemplo perfecto de crecimiento de la industria de semillas, especialmente en la exportación. Prácticamente todas las grandes compañías de semillas del mundo están en Chile por la producción de semillas en contraestación. Da trabajo a 25 mil personas y es el cuarto rubro exportador del agro chileno.
Las razones del éxito semillero chileno"Las principales razones por la que Chile tiene tanta importancia para la industria semillera mundial es por su clima, la especialización de la mano de obra, el aislamiento geográfico, cosechas estables, el reconocimiento del SAG, conocimiento emprendedor. Además, la Asociación Nacional de Productores de Semillas implementó un innovador sistema que permite mantener el rastreo de los diferentes campos de producción de semillas. Esa tecnología es única en el mundo y ciertamente ha contribuido a su éxito", afirma Bruins.

Revista del Campo - Abril 12, 2010.

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